Vuelta a la rutina

Vuelta a la rutina

Durante las vacaciones ya sean de verano o invierno es normal que se rompan algunas rutinas y se queden en el olvido algunos hábitos.

En los días de fiesta solemos cambiar nuestra actividad diaria, los horarios de las ingestas, los periodos de descanso, el tipo de comida e incluso puede variar nuestra sensación de hambre-saciedad.

Poder retomar la rutina del día a día no siempre es fácil, en muchas ocasiones necesitamos un tiempo de adaptación para que el cuerpo se acostumbre de nuevo y todo vuelva a fluir como antes.

Por esa razón, evita aplicar cualquier restricción o cambio brusco con la finalidad de volver a sentirte bien de forma inmediata, te recomiendo que controles la impaciencia que muchas veces nos ciega e intentes poner orden y organización.

Es importante saber QUÉ quieres y CÓMO te planteas conseguirlo para trazar un buen plan de acción que te permita no quedarte a medio camino.

 

¿Sabes realmente QUÉ quieres?

Te puede ayudar establecer un objetivo realistapuedes dividirlo en pequeñas metas que te permitan ir viendo tu evolución, de ese modo no será un gran objetivo inalcanzable, sino que serán pequeñas metas conseguidas que te acercarán a tu gran objetivo.

 

Plantéate CÓMO conseguirlo

Como todo en la vida siempre existen diferentes caminos para alcanzar tus objetivos, solo necesitas analizar de todas las alternativas cuál es la mejor opción para conseguirlo.

Para ayudarte te dejo posibles visiones de como enfocar los cambios con sus pros y sus contras. Espero que sepas decidir cuál es el mejor camino para ti.

Pero antes de todo, lo primero que debes saber es que ningún proceso de cambio de hábitos o de pérdida de peso es lineal, debes tener en cuenta que no únicamente influye lo que comes. Tu grado de motivación, estado físico y tus emociones tienen un papel muy importante en este partido.

Así que, si algún día tus emociones te juegan una mala pasada permítete caer, coger perspectiva para valorar la situación y sal de nuevo a afrontarlo con más ganas y nueva estrategia.

 

Debes decidir si prefieres…

Flexibilidad identificando qué aspectos fallan en tu situación actual, valorando y aplicando progresivamente los cambios que necesitas realizar para poder obtener así un estilo de vida saludable. Adaptando siempre la alimentación a tus necesidades.  Sabiendo que es un trayecto más lento, pero más afianzado que podrás mantener a largo plazo.

O si por el contrario prefieres rigidez y restricciones de ingesta y grupos de alimentos que en un principio parece más sencillo y rápido, pero puede conllevar a desequilibrios y deficiencias nutricionales. Siendo conocedor que es complicado de mantener en el tiempo y es posible que debas empezar el proceso varias veces.

 

Debes saber si te apetece…

Abrir la mente e introducir variedad en tus platos, probar nuevas recetas con técnicas de elaboración y texturas diferentes. Aprendiendo y disfrutando de nuevas combinaciones de alimentos, sabores o incluso nuevos ingredientes. Si es cierto que al principio puedes necesitar dedicar un poquito más tiempo a la cocina y aprender a planificarte, pero te puede permitir disfrutar mucho más de lo que comes.

O prefieres seguir con la monotonía de los platos “salva-vidas” que te ofrecen seguir comiendo lo de siempre, eliminando grupos de alimentos “prohibidos” y reduciendo cantidades, pudiendo provocar esa sensación de aburrimiento y hambruna. Eso sí, empleando menos tiempo en la cocina porque ya los tienes por la mano. Pero generando habitualmente esa necesidad de salto de “dieta” que te acaba arrastrando a comer alimentos ricos en azúcares y grasas poco saludables.

 

Debes plantearte si…

Te apetece acompañar tu cambio de alimentación con ejercicio físico adaptado a ti, que esforzándote un poco te permita mejorar de forma más rápida tanto tu movilidad y composición corporal, como tu tránsito intestinal, tu descanso y estado emocional. Consiguiendo así un verdadero cambio de hábitos saludable que te permita sentirte mucho mejor.

O si por el contrario prefieres mantener tu vida sedentaria sin dedicar tiempo ni esfuerzo a sentirte mejor y propiciando sin ser consciente de ello la pérdida progresiva de tu masa muscular.

De todos modos, no todo es blanco o negro y no todos los días estamos al 100%. Por ese motivo es importante que sepas elegir que es lo que te puede ir mejor, lo que te implique menos presión y te permita poco a poco verte y sentirte mejor.

Siempre tienes la opción de acudir a un profesional, en este caso estamos los dietistas – nutricionista, podemos ayudarte a establecer los objetivos de forma realista y con perspectiva. Proporcionándote herramientas y materiales para acompañarte en todo este proceso y haciendo que disfrutes del camino hacia tu vida más saludable.